Share

Capítulo 1180

Eneas sonrió y dijo: —No te apresures a informar aún. Seguro que él estará muy ansioso por buscarte. Cuando llegue el preciso momento, habla con él adecuadamente.

—Entendido, Eneas. Pero ¿cómo debo abordarlo? — preguntó Cástor con una sonrisa muy maliciosa.

Eneas respondió con calma: —Solo dile que, si no quiere arruinar su reputación y terminar en la comisaría, que te compense con cinco millones de dólares y abra Isla Lacustrina para que todos puedan ejercitarse allí.

—¡Entendido, Eneas! Con usted respaldándonos, no tenemos absolutamente nada que temer. Nos aseguraremos de que entregue los cinco millones, y le entregaré su parte sin que nadie se entere, — dijo Cástor con una sonrisa muy astuta.

Eneas sonrió y agregó al instante: —No te preocupes por eso, también tendrás tu parte.

—Entonces, gracias de antemano, Eneas, — dijo Cástor con una sonrisa muy aduladora.

Eneas aceptó y dijo: —Puedes irte.

Cástor se despidió repetidamente y salió de la mansión.

En ese momento, Adelaida rió y di
Locked Chapter
Continue to read this book on the APP

Related chapters

Latest chapter

DMCA.com Protection Status