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Capítulo 85

—¿Qué regalo?, Daniela se acercó con gran curiosidad y miró los varios trozos de papel que Simón había escrito, pero no podía entenderlos.

Simón le dijo: —No los mires si no lo entiendes. Esta noche no estaré en casa para cenar, así que cómete algo tú sola, tengo que ir a casa de Lozano.

—Casa. Al oír estas palabras, el corazón de Daniela sintiéndose inexplicablemente feliz, sonrió con gran comprensión.

Entonces, sin darse cuenta de las graves consecuencias que estas palabras para Daniela significaban, cogió aquellas hojas de papel y apresuradamente salió y se marchó.

Al mismo tiempo.

En la casa de la familia Lozano, el cocinero ya había preparado una mesa de exquisitos platos, y Esteban ya sacó el suyo, atesorado durante mucho tiempo, y lo colocó sobre la mesa.

Esteban, Leonardo y Julia esperaban en absoluto silencio en el sofá.

Justo en ese momento, sonó el timbre y Julia se apresuró a abrir la puerta.

—El señor Palacios está aquí, pase por favor. En ese momento, la actitud de Julia
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