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Capítulo 947

Miguel tenía la nariz totalmente hinchada y la cara llena de moratones, no había un solo lugar en su rostro que estuviera bien.

Lucía, con la cabeza en alto, se sentaba frente a él, con una expresión bastante burlona.

Miguel levantó su vaso y se lo bebió de un solo trago, diciendo con gran ferocidad: —Espera y verás, algún día te voy a poner en tu lugar.

—No tengo miedo de ti, basura, — dijo Lucía con satisfacción mientras tomaba un pequeño trozo de jamón con el tenedor.

Simón sonrió alegremente.

Ambos habían entrado en el camino de los practicantes.

Ambos estaban en la etapa inicial del Reino del Qi.

Pero Lucía tenía habilidades marciales, mientras que a Miguel todavía le faltaba mucha experiencia y lo habían golpeado como a un cerdo.

Miguel, frustrado, dejó su vaso de vino y dijo: —Si nuevamente vuelvo a beber contigo, no seré un hombre.

Mirando a Lucía con furia, se marchó de inmediato.

Lucía sonrió triunfalmente.

Entonces, Daniela intervino: —Lucía, eres la hermana mayor, deberías
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