"Te has transformado antes", dije. "No a propósito", dijo tímidamente. "Realmente no sé cómo funciona. ¿Qué se siente?", preguntó en voz baja. "Sólo lo he hecho por error". "La primera vez que pasó, ¿en qué estabas pensando?" le pregunté. "Acababa de cumplir dieciocho años. Por fin iba a estar s
*Estelle* Corría por un río frío. Tenía las patas entumecidas, pero seguí avanzando. El tiempo se agotaba. Podía sentir que él estaba justo detrás de mí. Si no encontraba un lugar seguro pronto sería demasiado tarde. El olor a madera quemada hacía imposible rastrear su olor. No había manera de sabe
Me asombraba lo ocupado que estaba. Seguro que podía delegar algunas de esas responsabilidades. ¿Cómo iba a hacer otra cosa que no fuera trabajar? Salí y estuve vagando un rato. Pensé en comer algo, pero no me apetecía hablar con nadie.Me sentía aletargado y acabé parando en el jardín de detrás de
*Estelle* Gabe por fin había podido organizar una reunión del consejo con los líderes de las otras manadas de la zona. Llevaba semanas intentando que todos se tomaran en serio la actividad de los rebeldes. No fue hasta que se violaron las fronteras de otro territorio que parecieron dispuestos a esc
"Cada vez era más difícil alimentar a todos. Al final, se fue más gente. Así pasó una década, en la que a duras penas aguantábamos. Charles parecía contento de seguir sobreviviendo, pero Gabe no. Era sólo un niño, pero muy testarudo. Cuando un grupo de pícaros entró en nuestro territorio, Gabe contr
*Estelle* Me desperté con los brazos de Gabe a mi alrededor. Se estaba convirtiendo rápidamente en mi forma favorita de despertarme. Me arrimé a su pecho y sonreí. Val y yo casi habíamos recorrido todos los registros familiares y seguíamos sin encontrar ninguna referencia a un lobo rojo. Era desco
"Muévete más rápido", solté. "Por favor." "Buena chica", dijo. Me mordió ligeramente el hombro y luego se enderezó. Me agarró por las caderas y me penetró de golpe. Grité cuando se apartó y volvió a penetrarme antes de marcar un ritmo enérgico. Una retahíla de gemidos y quejidos mortificantes salí
*Estelle* Val y yo habíamos hecho una pausa para almorzar. Estábamos sentados uno frente al otro en dos sillones de felpa en la biblioteca y comíamos los bocadillos que Lucky había tenido la amabilidad de traernos. Era un buen descanso. La mañana había vuelto a ser infructuosa. Sólo nos quedaban u