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Capítulo 1125

Después de hablar, Tomás abrió la caja de regalo y su sonrisa se congeló instantáneamente.

Dentro de la caja no había ningún objeto valioso, ni nada que demostrara afecto, solo había una cuerda.

—¿Esto es lo que preparaste como regalo?

Tomás frunció el ceño ligeramente, su mirada llenada de confusión.

—¿Cómo? ¿Padre, no le gusta?

Peter mantuvo su compostura, siempre humilde y respetuoso.

—¿Gustarme?

La expresión de Tomás se endureció y, con un gesto brusco, lanzó la caja al suelo mientras exclamaba:

—¡Abre bien los ojos y mira lo que has enviado!

El sonido de un crujido resonó.

La caja se rompió, revelando la cuerda en su interior.

Ante esta escena, todos los presentes se quedaron atónitos.

—¿Qué significa esto? ¿Enviar una cuerda en un banquete de cumpleaños qué intención tiene?

—Esa no es una cuerda común, ¡es una cuerda para ahorcarse!

—¿Qué? ¿Una cuerda para ahorcarse? ¿En serio? ¿Quién enviaría eso sin más?

—No es de extrañar que el viejo general se enfade, cualquiera lo haría, ¿q
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