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Capítulo 1033

Las dos mujeres se entregaron a la alocada pasión, y en poco tiempo ambas estaban con las mejillas encendidas y chispeantes de deseo en sus bellos ojos.

Después de un breve momento de frenesí, ambas volvieron a beber.

Después de un largo rato de beber, la botella estaba vacía y sus rostros se tornaron aún más rojos.

En ese momento, Dolores, mientras acariciaba a Carmela, sonrió con gran malicia y dijo: —Ven conmigo.

—Lo siento, no podemos acompañar a los clientes fuera del establecimiento. —Carmela, sorprendentemente, mantuvo la calma.

Dolores no se sorprendió en lo absoluto. En un movimiento rápido, sacó un fajo de dinero y lo dejó delante de Carmela.

Carmela lo miró asombrada, recogió lentamente el dinero y lo guardó en su bolso. Sonrió a Dolores y tiernamente preguntó: —¿A dónde vamos?

Dolores rió y se levantó. Carmela, de forma natural, rodeó con su brazo el de Dolores.

Ambas salieron de inmediato y se subieron al coche, regresando al Hotel Palacio César.

Al entrar en la suite, Car
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